Estructura
Introducción:
Rosalía cuenta que cuando entendió las diferencias de Jerónimo aceptó dejarlo crecer como él quisiera, sin forzarlo a aprender lo que no le interesaba. Escogió disfrutar de ese regalo de Dios plasmado en sus sonrisas, en sus miradas profundas hacia cosas hermosas y simples, las flores, las aves, las mariposas del jardín donde recibía el sol en la casa de Cuenca.Nudo:
Jerónimo se
convirtió en el maestro que durante 10 meses le mostró a su madre otra
perspectiva de la existencia. Le enseñó a vivir. Esa experiencia que a otros
habría derrumbado, a ella la hizo crecer en sabiduría y ternura.
Desenlace:
El día en que el
corazón de Jerónimo dejó de latir por complicaciones del síndrome, su madre
quiso morir con él. "Hacer que mi alma y la suya se perdieran juntas en el
viento", dice nostálgica. Dentro del cofre blanco, colocó su chinesco
favorito, un collar de cuentas rojas, una cruz que le regalaron y una almohada
musical. Quizá el viento habrá llevado hasta allí las notas del "Rin del
angelito", de Violeta Parra, que refiere la muerte de un niño, y cuya
última estrofa parece haber sido escrita para él: "...A dónde se fue su
gracia, dónde se fue su dulzura, por qué se cae su cuerpo como una fruta madura.
Cuando se muere la carne el alma busca en la altura la explicación de su vida
cortada con tal premura ..."
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